Experiencias de Elisa (primer capitulo)

Me llamo Elisa Diaz y tengo 62 años ; soy de un pueblo del Escudo llamado San Miguel de Luena. Allí siempre criábamos un cerdo y en el mes de Navidad hacíamos la matanza. Era un día muy bonito, nos juntábamos toda la familia y algún vecino y lo pasábamos muy bien. El día antes preparábamos las cosas; teníamos en casa un buen basar donde poníamos los platos para el día de la matanza y los días de fiesta , por ejemplo: el día de Los Remedios que era la Patrona del pueblo o San Miguel o el Pilar o Navidad. Las lavábamos can unas gotas de lejía y agua caliente , quedaban muy brillantes; lavábamos las copas, vasos, tacitas de café y el porrón, no porque estuvieran sucios, pero si tenían polvo y algo de humos, pues las cocinas eran un fogón bajito y un chupón para que subiera el humo y de luz teníamos un candil de petróleo y después ya teníamos de carburo. Aquel bazar estaba sujetado por atrás con dos puntas y siempre le teníamos adornado con unos tapetes de puntillas; en una punta estaba también colgada la bota de vino, aunque los días de diario no tomábamos vino, solo cuando venia alguna fiesta. Después íbamos mi madre y yo a comprar las cosas que hacían falta: arroz ,tripas para hacer las morcillas, 1kilo de pimentón dulce, 1/2 kg. de pimentón picante,sal gorda, especies, pimienta y clavo, un bote de pimientos , un cuartillo de vino, que era un garrafón de 4l., una botella de orujo, café, azúcar, una bovina de bramante que era un hilo especial para atar las morcillas. Por la noche picábamos la cebolla y ajo y perejil, que eso lo recogíamos en casa el día antes . Llamábamos al señor que mataba el cerdo y a los pescadores, que eran cuatro muchachos jóvenes que solían ser familiares y vecinos, para que aguantaran al cerdo. El matador era un señor que mataba todos los cerdos del pueblo.Llegaba el día de la matanza, se madrugaba mucho, mi madre hacia un café muy rico; venían los que cojian el cerdo y el matador y les dábamos un café y una copa, después mi madre tenia preparado un caldero con un palo para revolver la sangre, después se marchaba a cuidar de su ganado y volvían para comer; ¡quedan invitados¡ Después venían mis tías a ayudarnos, le quitábamos la grasa a las tripas y las llevábamos al rio para lavarlas. Mi madre se quedaba haciendo la comida y metía la torta de maíz, a mi me gustaba mucho ; cuando la amasaba tenia una artesa pequeña, le echaba la harina y en medio dejaba un agujero para echar la sal y el agua y después lo amasaba, era muy divertido. Teníamos un brasero porque había habido bastante lumbre y mi madre con una paleta echaba las brasas para atrás y limpiaba el llar y ponía allí la torta de borona y la ponían por encima unas hojas de castaño y una lata que era lo que la protegía y después encima brasas y quedaba cocida y muy rica. Después del cerdo se sacaban unas hebras y se picaban en trocitos; se les echaba sal y ajo majado en un almidez y se les echaba a las hebras y se dejaban un ratito, para que cogieran sabor; mientras se pelaban patatas y se lavaban y se picaban en una cazuela bastante grande y las hebrítas se freían y se rehogaban con las patatas, con pimentón dulce y un poco picante, se les echaba pimiento, laurel y un poquito de perejil y el agua y a hervir hasta que estuvieran blanditas . Se picaba el hígado y se echaba ajo y sal y se freía y se hacia una salsita y se echaban pimientos y pimentón; al igual que las hebras, solo que un poquito de agua y poquita harina, laurel y perejil y estaba la comida riquísima. Despues de comer y tomar café y copa empezábamos a hacer las morcillas; el arroz lo cocíamos un poco. Por la mañana picábamos la grasa, la freíamos un poco y le echábamos la cebolla, ajo picado , perejil, la pimienta y el clavo molido, sal gorda , pimentón dulce, pimentón picante, orégano y la sangre del cerdo, se removía todo y a embutir, después de limpiar bien las morcillas y coserlas por una punta, después se ataban por arriba y se dejaba un poquito de hilo, se colgaban en un palo para secarlas, pero antes tenían que estar cociendo, las de cerdo durante una hora, y las compradas media hora. Por la mañana venia el señor que le había matado, y le partía las hebras para hacer los chorizo; Los lomos, las costillas y el solomillo, se adobaban; el tocino y las patas, se metían en un cajón con sal. Los huesos, las pancetas, y las carrilleras, también se adobaban con pimentón, ajo majado y un poquito de agua. Aquel día se cenaba unas hebras asadas entre las brasas y patatas fritas; las hebras se tenían tres días adobando de los chorizos después de picarlos y adobarlos con ajo, pimientos choriceros, pimentón dulce y un poco de picante, después de curado se metía en tinajas de barro con aceite y se conservaban hasta el verano.

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